Pan artesano, fundamental en la dieta actual
El consumo de pan no está pasando por su mejor momento. Los falsos mitos contra el pan han provocado que los consumidores hayan reducido de manera drástica y continuada el consumo de pan. Por eso es importante saber que muchas de las cosas que se comparten sobre este alimento fundamental de nuestra dieta son falsas.
Uno de los responsables de la aparición de todas estas falsas noticias sobre el pan es la proliferación del pan industrial. El pan industrial no es malo “per se”, sino que tiene unas características alimenticias muy bajas y no ofrece todas las condiciones nutritivas que tiene otros tipos de pan, como el tradicional.
Un pan industrial se distingue del pan tradicional por su manera de elaboración. Pero no por el uso de maquinaria para panadería, sino más bien por la calidad de la masa de pan y los ingredientes y fórmulas que se utilizan en su preparación.
El uso de maquinaria para panadería no está reñida con la elaboración tradicional, sino que todos los elementos que se utilizan en el tren de laboreo de una panadería tradicional están al servicio del panadero. En un concepto industrial, se deja a la maquinaria para panadería industrial el grueso del proceso de elaboración, sin que el arte y la experiencia del panadero tenga casi influencia en el proceso.
En una panadería tradicional es el panadero quien prepara la fórmula que hace que el pan tradicional tome forma y se convierta en esas barras de pan que estamos deseando probar al llegar a casa.
La masa que se prepara pasa por la divisora de masa, que se encarga de separar la masa con el peso y el volumen necesario para cada tipo de barra de pan. Después se le da forma de bola, preparándolo para su paso por la cámara de fermentación, donde adquiere todas las características necesarias para convertirse en una barra de pan, sabrosa, crujiente y con todo el sabor que ha querido darle el panadero profesional con los ingredientes que utiliza.