El pan artesano se impone al pan industrial
Actualmente hay dos maneras de entender el pan. Durante años, el pan elaborado de manera tradicional ha sido sustituido por otra manera de elaborar el pan, más industrial y que buscaba un mayor rendimiento en el mercado. Esto provocó que la calidad del pan cayera en picado y que se primara la elaboración rápida y con más cantidad de barras elaboradas que la calidad y una producción más contenida.
La maquinaria para panadería necesaria para esta manera de elaborar el pan industrial se popularizó en la industria y muchos procesos que se elaboraban a mano fueron siendo sustituidos por otros realizados por maquinaria para panadería.
La panadería tradicional también utiliza la maquinaria para panadería
Con esta tendencia, se perdieron muchos procesos tradicionales y esto dio lugar a un pan de menor calidad. Sobre todo, los supermercados, las gasolineras y otros puntos de venta atípicos ofrecían pan a un precio menor y conseguían arrebatar clientes a las panaderías tradicionales. Pero, por suerte, el pan tradicional sigue presente y cada vez, con más fuerza.
Las panaderías tradicionales también se han adaptado a estos nuevos tiempos, pero no han sacrificado la calidad de su producto. Y esto, sin haber tenido que renunciar al uso de la maquinaria de panadería que mejora la eficiencia de la elaboración del pan, sin sacrificar la calidad de sus recetas y fórmulas.
Si el pan industrial necesita una maquinaria específica para hacer que la masa de pan fermente de manera más rápida, con el uso de aditivos específicos, que divida la masa de pan una vez fermentada y pase a precocción, en el caso de la panadería tradicional el proceso es justo el contrario.
La maquinaria de panadería en la panadería tradicional ayuda a realizar los procesos pausados y medidos de la elaboración del pan. En lugar de ser la mano del panadero quien mezcle, lo hace una mezcladora, aunque manteniendo las proporciones que añade el profesional. La división de la masa de pan la hace una pesadora de masa de pan, que realiza este proceso tan delicado de la cadena de elaboración como si se hiciera a mano.
La fermentación se realiza en cámaras de fermentación que controlan la humedad y la temperatura, elegidas por el profesional, que conoce perfectamente el punto óptimo de fermentación y finalmente, la formadora de barras de pan ayuda a dar forma a ese pan que después de ser ajustado por quien sabe cómo ha de ser el producto que quiere vender, pase al horno para su cocción.
El pan industrial puede ser más barato y contar con una producción más elevada, pero el pan elaborado de manera tradicional no solo tiene mejor sabor. Es más saludable, de mayor calidad y no depende de la maquinaria para panadería que utiliza, sino de la supervisión y trabajo del panadero profesional que se encarga de su elaboración. Por eso, sigue siendo el preferido por los consumidores y los panes industriales nunca llegarán a sustituirlo.